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SOMOS SAORI

Un grupo de jóvenes cineastas localizados en Granada, que constituimos una asociación sin ánimo de lucro con la finalidad de crear y promover obras artísticas de todo tipo. Somos un colectivo que busca la creación de un tejido artístico en la ciudad de Granada a través de la colaboración y la puesta en común de perfiles artísticos de distinta índole. Nuestra actividad principal está encaminada hacia lo audiovisual, pero no por ello dejamos de lado otras disciplinas artísticas pues consideramos que la juventud creadora de Granada debe tener vasos comunicantes -literatura, pintura, artes plásticas, artesanía, etc-.

GATITO es un proyecto cortometraje que mezcla el cine quinqui de los 80 con humor negro, estética punk y una historia cargada de tensión y humor.

Entre comedia, drama y acción, narra la historia de Manuel, que se encuentra en una situación complicada. Su novia, que tiene más calle que paciencia, le propone un plan arriesgado pero nada sale como esperaban. Un yonki descontrolado, un cadáver inesperado y secretos del pasado convertirán su buena intención en un día de locura.

Queremos contar una historia salvaje, tierna y sucia. Una historia de barrio, de decisiones difíciles, de amor raro y de personajes que están al borde, pero que todavía creen que pueden hacer algo bien… aunque sea mal.

Manuel está desesperado: su gata está enferma y necesita dinero urgentemente. Sin trabajo y sin recursos, su novia Paula le propone una solución tan absurda como peligrosa: robar al camello del barrio. Lo que parecía un golpe fácil acaba convirtiéndose en un viaje caótico a lo más oscuro del extrarradio. Una casa okupa destrozada, un camello impredecible, un cadáver inesperado y un pasado que reaparece sin avisar.

GATITO es una historia de amor animal, adrenalina y decisiones límite. Un cortometraje neokinki con humor negro, alma de barrio y estética punkarra.

GATITO trata temas como la marginalidad y el barrio:

Manuel, que ha estado estudiando durante años, se ve sin dinero y decide arriesgarse en un plan absurdo y macabro.
El amor en condiciones extremas; la relación entre Manuel y Paula es el motor del conflicto, un amor desigual en el que Paula lleva los pantalones en la relación. ¿Qué estarías dispuesto a hacer por la persona (o el animal) que amas?
La transición a la madurez, Manuel por fin se enfrenta a una situación que lo obliga a tomar decisiones y romper con su pasividad. El viaje del personaje es el paso de ser “gatito” a tomar el control como “tigre”.
La supervivencia moral y física. Los personajes viven al límite, las decisiones que toman no son ni buenas ni malas, si no las únicas que creen tener. El corto plantea dilemas morales sin juzgar: ¿Robar para salvar una vida? ¿Traicionar para sobrevivir?
Las adicciones y sus consecuencias, a través de los personajes como Brian y Raúl, se muestra como las drogas distorsionan no solo las relaciones personales, sino también la percepción de la realidad, el cuerpo y el entorno.
La identidad y el pasado que arrastramos. Paula intenta escapar de su pasado, pero este vuelve sin que lo pueda evitar. Gatito explora cómo el entorno y las decisiones del pasado nos marcan, aunque intentemos dejarla atrás.

GATITO mezcla realismo sucio con una estética punk colorida y excesiva. El cortometraje combina drama, thriller y comedia negra en un entorno de extrarradio donde lo grotesco y lo tierno conviven. La cámara será viva y nerviosa, con momentos de calma visual para contrastar. Inspirado por el cine kinki de los 80 (El Pico, Navajeros), bebe también de Spun o Nowhere, con personajes extremos y una narrativa al límite. La dirección de arte apuesta por lo decadente con identidad: brillos, luces de feria y ambientes cargados. Un viaje sucio, salvaje y con corazón.

Manuel, el gatito. Un chaval que nunca ha sabido defenderse. Tierno, empático, buena persona...Hasta que la vida lo empuja. Quiere salvar a su gata pero no sabe moverse por el mundo que le rodea. Su viaje es el paso de la pasividad a la acción, de ser un "gatito" a sacar las garras.

Paula, la novia bratz. Astuta, dura, y con calle. Criada entre la precariedad y la supervivencia, no tiene tiempo para la debilidad. Está enamorada de Manuel, pero le cuesta respetarlo. Lo arrastra a una situación que se le escapa de las manos. Tiene un pasado que vuelve, quiera o no.

El Brayan, el camello caótico. Un superviviente sin filtro, imprevisible y con el ego de un villano de cómic. Traficante del barrio, obsesionado con el control y el poder, vive en su propio mundo delirante. Es tan grotesco como peligroso. Su casa es una extensión de su locura.

Raúl, el parásito. Es un drogadicto de 30 años que pasa el día en casa de Brayan, esperando que le inviten a cualquier droga que se le pase por delante. En el momento en que Manuel y Paula llegan a la escena está tan colocado que no puede ni levantarse del sofá. O eso parece...